Contrariamente a lo que algunos creen, no se ha hecho justicia.
(Aclaro que nunca me gustó Callejeros, y que después de todo lo que pasó, me resulta casi imposible escuchar la voz del cararrota de Fontanet sin odiarlo. Pero esta canción es de León. Y la letra lo dice todo. Sólo me resta desearle lo peor a Callejeros, por las reprobables actitudes que tuvieron durante el juicio.)
Estaba entusiasmado como rey en los caminos,
yo, que nunca hasta ahora de mi barrio había salido.
Estaba ejercitando una garganta desprolija,
fue un chiste, fue la vida, una mueca del destino.
Estaba empezando a preguntarme cosas raras;
¿qué busca la gente cuando uno sólo canta?
¿Será la necesidad de no sentirse nadie?
Soy uno más de ellos y menos uno en casa.
La vida dibujó una sonrisa en mi cara,
y, en un minuto triste, la borró como si nada.
Ay de mí, ay de vos, ay de todos...!
Estaba jugando a extender mi único sueño,
mi sangre despertaba en el crepúsculo del día.
Estaba debatiendo entre la gloria y el tropiezo,
si era buen amante, tormentoso, callejero.
Estaba despidiendo viejas penas en la vida,
estaba descubriendo el valor de la dulzura,
si era apasionado o un tonto de atropello,
si tenía fundamentos o era pura espuma.
La vida dibujó una sonrisa en mi cara,
y, en un minuto triste, la borró como si nada.
Ay de mí, ay de vos, ay de todos...!
En un país de heridas donde nunca se las cierra,
dormimos todos juntos sobre penas nuevas.
La luna va al eclipse y el sol se queda solo,
y al viejo laberinto le cuesta abrir la puerta.
La vida dibujó una sonrisa en mi cara,
y, en un minuto triste, la borró como si nada.
Ay de mí, ay de vos, ay de todos...!
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N.F.
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